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Cao Fila de Sao Miguel

Cao Fila de Sao Miguel

Cao Fila de Sao Miguel un perro robusto, ligeramente más largo que alto

El Cao Fila de Sao Miguel aparece en varias tonalidades de gris; siempre con rayas/manchas más oscuras; se permiten marcas blancas en la frente, desde la barbilla hasta el pecho y pequeñas en las patas.

Temperamento del perro exigente y duro con los extraños, pero amable con el dueño.

Cao Fila de Sao Miguel

Información básica

  • Grupo: 2 FCI, sección 2 (Molosos)
  • Altura: 50-60 cm a la cruz (macho), 48-58 cm (hembra)
  • Peso: 25-35 kg (macho) y 20-30 kg (hembra).
  • Cabeza: Cuadrada, con mandíbulas fuertes y bien desarrolladas; orejas triangulares, de tamaño medio, generalmente cortadas de forma redondeada
  • Cuerpo: fuerte, musculoso, con pecho ancho
  • Pelaje: Siempre atigrado, de color gris a leonado, a veces con marcas blancas en el pecho y las patas.
  • Cola: copiada de la primera a la tercera vértebra.

Una pizca de historia Cao Fila de Sao Miguel

La palabra «fila» en el nombre de la raza cao Fila de Sao Miguel proviene de la palabra portuguesa «filar», que significa coger, agarrar. Según un diccionario portugués de 1813, un cao de fila es un perro que, una vez atrapada su presa, no la suelta. El Cao de fila de Sao Miguel es, por tanto, una raza de caza, estrechamente relacionada con otros molosos de la Península Ibérica. Los primeros rastros de perros de fila en la Península Ibérica se remontan al siglo XVI.

En una de las crónicas, se cuenta la historia de un hombre que caza ganado salvaje utilizando un «perro de fila y otros sabuesos». En el siglo XVII hay muchos más rastros que sugieren que el fila era un compañero de caza indispensable, pero también se convirtió en un grave problema social debido a su excesiva agresividad. Sin embargo, a pesar de los numerosos incidentes de mordedura, la fila era tenida en alta estima.

En 1813, en un libro de Francis Borges Silva titulado «Estadística general y detallada de la isla de Sao Miguel», en el capítulo dedicado a la fauna, el autor enumeraba cinco razas de perros que se criaban en la isla: fila, podengo, «rafeiros» y cruces entre fila, podengo y perros de caza. El fila, tal como lo conocemos hoy, es el resultado de numerosos cruces entre el alano, los perros de corral y diferentes variedades de galgos del sur de Portugal.

Estos últimos fueron importados en gran número por los colonialistas en el siglo XV. Probablemente la favorable situación geográfica de la península hizo posible la introducción de mezclas de razas procedentes de Francia e Inglaterra, como el mastín, el bulldog, el perro de Burdeos y otros perros populares en aquella época.

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